“Excelente ubicación, personal muy amable y buena relación calidad-precio.”

Es un hotel no muy grande situado en una calle muy tranquila en la que sólo llegan coches para acercarse al hotel. Está al lado de la ribera del Vístula y a pocos minutos a pie de la Plaza del Mercado a la que se llega tras cruzar un puente y andar por una calle. Por eso es tan buena su ubicación, … Más

Es un hotel no muy grande situado en una calle muy tranquila en la que sólo llegan coches para acercarse al hotel. Está al lado de la ribera del Vístula y a pocos minutos a pie de la Plaza del Mercado a la que se llega tras cruzar un puente y andar por una calle. Por eso es tan buena su ubicación, porque te permite llegar a pie al centro en poco tiempo y se goza de gran tranquilidad para dormir. Nosotros llegamos con un coche alquilado y a pesar de que no hay muchas plazas para estacionar, lo hicimos todos los días sin problema y sin tener que pagar a mayores por usar esas plazas del hotel para los coches. La habitación era amplísima, éramos tres personas, dos adultos y un niño de siete años y nos pusieron en una habitación con tres zonas diferenciadas. Una era el “dormitorio”, era amplio: con cama de matrimonio, televisión y armario de buen tamaño y con ventana a un patio. Otra zona era una especie de salón con ventana a la calle, televisión, mueble y mesa con silla, una mesita y un sofá que se convertía en cama (donde durmió nuestro hijo). En ambos casos las televisiones admitían USB, muy útil ya que no tenían ningún canal en castellano, casi todo era en polaco. La cama me pareció muy cómoda y todo estaba bastante limpio. La tercera zona era el baño, también muy amplio y limpio, pero básico: inodoro, ducha y lavabo, con pocos accesorios. No tenía secador de pelo, pero al pedirlo en recepción nos lo dejaron sin problema para toda nuestra estancia. En general, estuvimos muy a gusto con tanto espacio para abrir las maletas, al contrario que en otros hoteles, que al abrir el sofá-cama para el menor te quedes sin sitio en la habitación. Hay viviendas con menos metros cuadrados que esta habitación. El desayuno era correcto, sin destacar por nada, pero suficiente. A veces eché en falta algún dulce, pero hambre no pasamos. El comedor estaba abierto hasta las 23:00 y la cocina era muy buena y barata, aunque no era demasiado rápido. Lo utilizamos tres veces y el precio por comida o cena de los tres era de unos 160 PLN (unos 40 euros). Tenían pasta, filete de pollo, pato que sabía muy bien, osobuco muy recomendable, y el que más me gustó a mí, gulash, un guiso de carne con pimiento, caldoso, con cierto toque picante aunque no exagerado, y servido en un recipiente de pan que se podía comer. Todo estaba muy bien de sabor y era una cantidad suficiente. Además se comía muy tranquilo, casi en soledad con vistas al Vístula y a la montaña de Wawel. Hablando de vistas desde la azotea del hotel se tenían unas magníficas vistas del río, el castillo y la catedral y el resto de la ciudad vieja de Cracovia. El personal de recepción fue extraordinariamente atento y amable y nos ayudó con sus explicaciones y llamando a la compañía de alquiler de coches cuando lo necesitamos, o a un operador turístico con el que visitaríamos las minas de sal de Wieliczka para ver dónde teníamos que quedar con ellos en la mina. En definitiva, estuvimos muy contentos en este hotel y además el precio era más que asumible, así que si volvemos por Cracovia seguro que nos intentaríamos alojar aquí. Lo negativo sería que está algo avejentado y que el desayuno es mejorable, pero son detalles que no empañan una bonita estancia.

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