“Servicio muy amable en un rincón tranquilo”

La gente de recepción es especialmente amable y dispuesta a resolver cualquier problema. Muy recomendable si lo que se busca es un lugar tranquilo con una buena relación calidad-precio. Las habitaciones son correctas y el rincón de la piscina es muy relajante.

“Depende de qué estás buscando”

A ver. Nos han llevado a todo el departamento (13 personas) de sorpresa desde Toulouse en minibús, no ha llegado a una hora de trayecto (en coche menos). En cuanto sales de la autopista te metes en la campiña francesa y con un día soleado el paisaje es sinceramente precioso, con carreteras bordeada… Más

A ver. Nos han llevado a todo el departamento (13 personas) de sorpresa desde Toulouse en minibús, no ha llegado a una hora de trayecto (en coche menos). En cuanto sales de la autopista te metes en la campiña francesa y con un día soleado el paisaje es sinceramente precioso, con carreteras bordeadas por hileras de árboles,... y unos cuantos tractores por el camino. El hotel está en medio de la nada y en coche a una distancia prudencial de muchos sitios para hacer escapadas y visitas de un día. O bien para hacer una parada de relax durante un viaje. Y en medio de la nada quiere decir que para ir al restaurante más cercano, diferente al del hotel, hay que coger coche. Y qué decir del hotel. Tiene piscina, solárium, salones para reuniones, eventos, un pequeño bar en un salón espacioso con chimenea, unos jardines para pasear y leer al sol, columpios, una pista de tenis (un poco abandonada), y no muchas habitaciones (15 en total). Y también tiene disponibles varios juegos de petanca. No hay problemas para aparcar ni de accesibilidad. Hay ascensor y todas las zonas o están a nivel o tienen rampas de acceso. Es muy francés, chateau familiar con los nombres de las habitaciones correspondiendo a la familia, pequeños detalles en los rincones, habitaciones espaciosas, limpieza esmerada y un servicio atento. Cuadros vanguardistas mezclados con retratos familiares, el árbol genealógico cubre una de las paredes (la de subida a las habitaciones). La estancia principal es un patio cerrado con muchísima claridad. Librerías dispersas con libros disponibles para leer y ojear. Un piano blanco de pared escondido. Algunos de los sillones de cuero denotan el paso del tiempo y están cuarteados, pero es un poco confuso, porque quedan especialmente bien ambientados con el resto del entorno. Para los que prefieran no desconectar del todo hay wifi. Y las habitaciones son sencillamente preciosas. Vigas de madera vistas, cortinajes colgando, mobiliario de época y moderno. Colchones y edredones que invitan al descanso, ventanas con contraventanas interiores, baño con bañera y amplia ducha. Un sofá enfrente de la televisión, cafetera en la habitación, aire acondicionado y calefacción. Otro aspecto a destacar es la insonorización. Yo me fui a dormir, el hilo musical estaba puesto y se oía, bajito pero se oía en los pasillos y en las zonas comunes, pero una vez entras y cierras la puerta, se deja de oir. El desayuno tiene lo básico, a lo mejor peca de pobre. Pero entiéndase que hay lácteos, quesos, embutidos, huevos cocidos (o te lo puedes hacer a tu gusto), fruta, café en infusiones, zumo natural de naranja o industrial, pan, chocolatines y croissants como sólo se hacen en Francia, mantequilla y mermeladas, cereales, frutos secos,... y unas pequeñas sartenes donde te puedes hacer tu propia tortilla (esto me gustó especialmente, la primera vez que lo veo). Y a lo mejor esto es para mucha gente "pobre" dependiendo de cómo entendamos el desayuno. No puedo decir nada del spa y poco del restaurante porque fuimos a menú cerrado con lo que no puedo valorar todo el potencial (o no) del restaurante. Hicimos dos comidas y una cena aparte del desayuno. A mí, lo poco que puedo decir de la comida (porque el servicio es bueno y atento), sin ver la carta, es que podría mejorar. Sobretodo en el tema de las presentaciones. Todos teníamos el mismo plato y en algunos la presentación era primorosa y en otros descuidada. Los tiempos entre platos un poco largos desde mi punto de vista, rayando esa sensación de espera larga. El pescado a la plancha un poco demasiado hecho, la carne sin embargo 13 platos en su punto como requiere el comensal y servidos los 13 calientes, las verduras de acompañamiento bien cocinadas con su sabor, detalles de color en todos los platos y los hojaldres hechos, no crudos. Creo que sin el restaurante se merece un 4 y con el restaurante algo más de un 3 pero sin tener una verdadera experiencia de restauración. Paz, relax, relax y paz. Hacía mucho que no descansaba tan bien. Y como sitio para celebración de eventos es todo un descubrimiento. Entre 120 y 200 € la noche dependiendo de la habitación.

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“Hotel en los jardines de un castillo del siglo XVIII”

Un hotel muy tranquilo, pequeño (15 habitaciones) y espacioso, con unos amplios servicios comunes- salas, jardin, piscina, etc. Bien situado ( a 4 kms de Revel) y con un restaurante con menús de calidad. Excelente atención personal que cuida los mínimos detalles.

“Un lugar para repetir.”

Viajamos mi mujer, mi hermana y mi cuñado, en Semana Santa. El personal del hotel muy amable, con ganas de hacerte la estancia agradable. La habitación muy amplia, gran limpieza y pulcritud. Cama inmensa perfectamente hecha. Los alrededores del Pavillon muy bien para para pasear. La comida muy bien… Más

Viajamos mi mujer, mi hermana y mi cuñado, en Semana Santa. El personal del hotel muy amable, con ganas de hacerte la estancia agradable. La habitación muy amplia, gran limpieza y pulcritud. Cama inmensa perfectamente hecha. Los alrededores del Pavillon muy bien para para pasear. La comida muy bien presentada, y excelente, aunque a mi parecer la carta un poco reducida. Pero destacaría sobre todo la amabilidad del personal. Muchas gracias.

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