“Te hacen sentir muy bien”

Es uno de los paradores que me he sentido muy bien la gente que trabaja muy amable y preocupada por las personas que estábamos hospedados muy detallistas

“Salamanca, en tierras de frontera.”

Es un Parador fortaleza dentro de una ciudad amurallada. La estancia ha sido muy agradable, con una gastronomía destacable y un nivel de atención y servicio muy alto. Volveremos.

“Merece la pena”

Personal amable y eficaz.Habitaciones limpias y acogedoras. Buena restauracion.muy buena ubicación del parador

“Bonito Parador”

En general las instalaciones renovadas son cómodas.Especialmente las habitaciones y los baños. Mención especial al colchón que me pareció muy cómodo. Quizás hacía un poco de frío en el lucernario, que es dónde te obligan a comer de la carta de la cafetería cuando vas con mascota. El personal de rec… Más

En general las instalaciones renovadas son cómodas.Especialmente las habitaciones y los baños. Mención especial al colchón que me pareció muy cómodo. Quizás hacía un poco de frío en el lucernario, que es dónde te obligan a comer de la carta de la cafetería cuando vas con mascota. El personal de recepción, y de la cafetería muy profesional. No puedo decir lo mismo de una camarera del restaurante. Tuve un desagradable incidente durante el desayuno. Bajé a desayunar con mis 3 hijos y mi mujer (que no desayuna nunca) que se quedó con nuestro perro. Al final del desayuno entró en el comedor para tomar un café. Le dí el mío por que yo no había tomado café y luego se pidió otro más. Mis hijos se cogieron un yogurt cada uno y una caja de cereales para subírselos a la habitación. Una de las camareras (Estela) andaba vigilando como un sabueso y al pedir la nota para firmarla, después de pagar 80€ por los desayunos, me da una nota extra en la que me cobra otros 13€ por los cafés de mi mujer y los yogures de mis hijos. Suelo visitar 3 o 4 paradores al año con mi familia y en todos hemos desayunado juntos. En ninguno jamás me han cobrado el café que se toma mi mujer a pesar incluso de haberlo dicho. La sonrisa de esta camarera, con un exceso de celo y como pensando "ya verás cuando pidas la cuenta" me pareció un detalle cutre, máxime cuando uno de los cafés que se tomó era el que yo no había consumido. En fin, lo dicho. Muy cutre el detalle.

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