“Bueno por ese precio”

Es un buen hotel para dormir sin muchos lujos, pero está limpio. Se encuentra cerca de la playa. Tiene conexión inalámbrica a Internet solo en la recepción y el restaurante. No hay champú ni jabón, has de traerlo de casa.

“Hotel regular, huéspedes fatal”

Mi pareja y yo nos hospedamos en este hotel durante 5 noches en agosto de 2011. Elegimos este hotel porque somos una pareja joven y buscábamos unas minivacaciones económicas. Sabíamos lo que nos podíamos encontrar porque ya habíamos leído varias opinones sobre la zona donde nos encontrábamos y sob… Más

Mi pareja y yo nos hospedamos en este hotel durante 5 noches en agosto de 2011. Elegimos este hotel porque somos una pareja joven y buscábamos unas minivacaciones económicas. Sabíamos lo que nos podíamos encontrar porque ya habíamos leído varias opinones sobre la zona donde nos encontrábamos y sobre el hotel en concreto. A su favor: - El precio. No me atrevería a exigir mucho más de lo que nos han dado siendo un hotel de 2 estrellas. - La cercanía a la playa. Llegabas en 2 minutos, y aunque estaba un poco masificada (tenías que hacerte un hueco en la arena según a qué horas) el agua estaba muy bien. En el agua, apenas flotaban algas o suciedad, aunque no se puede decir lo mismo de la arena, que estaba llena de colillas y ¡trozos de cristal! - Al Hotel se llega fácilmente en bus desde el aeropuerto (2€ el trayecto). Se coge la línea 21 y hay que bajar en la Calle Trasimé 24 (Hotel Playa Arenal) desde donde caminas menos de 5 minutos. La vuelta la teníamos muy pronto y no pudimos coger el bus, el taxi al aeropuerto (unos 10 minutos o menos) nos costó 15€. Nuestra estancia en el hotel hubiera sido mejor, de no ser por unos pequeños detalles: - A pesar de que el precio es ajustado, lo que sí deberían mejorar es la limpieza de las habitaciones: a mitad de nuestra estancia, la persona que hace las camas en el hotel decidió que no merecía la pena colocarnos los edredones y los dejó arrugados en una esquina de la habitación, donde se quedaron hasta el final de nuestra estancia. Tampoco barren las habitaciones, que acababan llenas de arena de la playa, me dieron ganas de bajar a pedir una escoba. - Según internet, el hotel tiene piscina, pero ninguno de los empleados del hotel nos informó de su existencia. No nos importa demasiado porque lo que nos gustaba era bajar a la playa, pero es algo que deberían explicarte a la hora de registrarte. - El horario de desayuno es de 8 a 10 y el de la cena de 18:30 a 21:00, es decir, está adapatado a los turistas extranjeros, pero para nosotros era más bien una merienda. El comedor es con servicio de buffet, pero la bebida se paga a parte. Hasta el agua. - Al no tener aire acondicionado, a la hora de dormir tenías que dejar la puerta de la terraza abierta, y el ruido de la calle es infernal (la esquina que forma son calles muy transitadas). Desde la 5ª planta es un suplicio, no me quiero imaginar desde la primera. Pero no solamente es el tráfico lo que no te deja dormir: son los guiris. Nosotros coincidimos principalmente con alemanes e italianas. - Sé que no se puede generalizar, pero la gente con la que compartimos estancia en el hotel era de lo más maleducado que he visto. A las 3 de la mañana volvían al hotel y se quedaban dando voces en las terrazas hasta las 5 o las 6, y digo yo, ¡para eso que se queden en la calle! Tampoco se cortaban un pelo cuando andaban por los pasillos. Relativo a la zona en general, en paseo de la playa, las opciones de ocio norturno son principalmente dirigidas a los alemanes. Cada 15 pasos te cruzas un relaciones públicas que te quiere convencer de entrar en su garito. A mi novio le tomaban por guiri, y cuando les pedíamos que nos hablaran en español, la mayoría no sabía ni 2 palabras. Así que acabamos yendo a sitios donde sí te podían atender en español. Precio de una caña de vete a saber qué marca alemana en una terraza del paseo: 3,30€. Eso sí, según te ibas alejando de la playa, por las calles de detrás del hotel encontrabas más bares donde te atendían perfectamente y se defendían en cualquier idioma, y podías encontrar cañas a 1€. Como el régimen era de media pensión acabamos comiendo casi todos los días en un restaurante a unos pasos del hotel: Can Guaita. Tenían un montón de platos para elegir (entre comida mallorquina y platos más comunes) y tres tipos de menú del día: de 7,50€, de 9€ y de 12€. Totalmente recomendable. Resumiendo: las instalaciones son correctas para un hotel de 2**, pero podrían mejorar los servicios (sobre todo la limpieza de las habitaciones) y controlar un poco más a los huéspedes. La zona está orientada a los turistas alemanes pero si buscas, puedes encontrar sitios que no son caros y donde te atienden estupendamente.

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