“El paraíso está en el Peloponeso”

Camvillia no es un hotel al uso. Camvillia es una experiencia única por ubicación, por su magnífico personal, porque cuidan hasta el último detalle y porque, efectivamente, el paraíso está en el Peloponeso. Bajo su cielo y entre sus aguas. ¿Qué diferencia a Camvillia? Primero: Es un complejo con … Más

Camvillia no es un hotel al uso. Camvillia es una experiencia única por ubicación, por su magnífico personal, porque cuidan hasta el último detalle y porque, efectivamente, el paraíso está en el Peloponeso. Bajo su cielo y entre sus aguas. ¿Qué diferencia a Camvillia? Primero: Es un complejo con corazón. Camvillia es un gran complejo hotelero, pero hay numerosos complejos hoteleros excepcionales en Grecia y en numerosos lugares del mundo. Sin embargo, Camvillia está diseñado con el corazón. Hace grandes los pequeños detalles y esa filosofía permite que, desde tu llegada, Camvillia sea tu casa y no quieras emprender el viaje de retorno. Segundo: Su ubicación es magnífica. El Peloponeso es un descubrimiento. Una península plagada de Historia, de playas excepcionales, de paisajes interiores sorprendentes, de sabrosa gastronomía y de buena gente. No es un destino masificado, a diferencias de las islas griegas más turísticas. Y dentro del Peloponeso (cuya geografía es como la mano derecha hacia abajo), Camvillia se encuentra en el extremo más occidental, al suroeste. En realidad, más hacia al oeste solo hay mar. Esa ubicación hace de Camvillia un lugar único. Se ubica en un pequeñísimo municipio, de apenas un centenar de vecinos. Todo es calma y amabilidad. Incluso junto a la puerta de Camvillia encontraréis un templo ortodoxo, con oficios religiosos cada tarde. A su conclusión, el sacerdote acostumbra a tomar el fresco con los lugareños en una cafetería rural, cuya terraza se ubica en el exterior de la propia iglesia. Tercero: Su cercanía con la playa. A apenas kilómetro y medio de Camvillia, encontraréis una playa magnífica: Peroulia. Realmente no la encontraréis porque os llevarán. El hotel te ofrece un servicio a medida que te facilita la bajada y subida a la playa sin coste adicional cuando desees. Además, Jerry, el conductor de una equipada y lujosa furgoneta, os garantizará las primeras sonrisas del día. Una vez en la playa, de aguas cristalinas y tranquilas (ideal para familias o las mañanas y tardes sin prisas de parejas enamoradas) te encontrarás con la sorpresa de que el Hotel dispone de sus propias tumbonas en la mejor ubicación de la playa (muy cerca, además, de un buen restaurante -Peroulia- también en la propia playa). Hasta vuestra zona de tumbonas (sin coste) os acompañará otro empleado del hotel, a vuestra disposición para pedir y traeros bebidas o comida del restaurante o chiringuito cercanos (abonándoselas, claro). Cuarto: Su buena gastronomía. Nos alojamos en Camvillia durante cinco noches en régimen de media pensión. En su restaurante comeréis muy bien. El servicio es a la carta. Es cierto que, en ocasiones y aunque reservas en franjas horarias, echas en falta un poco más de rapidez (que con un buffet se evitaría). Pero también es verdad que el número reducido de huéspedes de Camvillia no hace viable la opción del buffet. ¿Los mejores platos? Tomad nota: El cordero, magnífico y especiado en su justa medida, y el bacalao en tempura. Estad también atentos a los platos del día y no os perdáis su tarta de limón para cerrar una velada inolvidable. En la carta encontraréis buenos vinos griegos a precios razonables (Mesenia o Messinia -como prefiráis llamar a esta región- es famosa por sus buenos vinos). La terraza donde cenaréis es también idílica. Un oasis de paz muy difícil de encontrar. El desayuno es surtido y abundante, con la opción de cocina en vivo para tortillas al gusto, entre otras opciones. Magnífico el yogur, griego, claro, los champiñones rellenos y amplia variedad de panes, que podréis acompañar de buen aceite local. El punto más débil, para nuestro gusto, fue la bollería, aunque ofrecen numerosas opciones. Quinto: Su piscina de ensueño. La piscina principal de Camvillia ofrece una postal única. Es una lámina de agua que parece suspendida en el vacío, entre el cielo y el mar. Una gama de azules que el sol, como si fuera una paleta de pintor, modifica progresivamente en las diferentes horas del día. Agua muy limpia, con temperatura idónea y ambiente relajación permanente. Al margen de la piscina principal, nosotros nos alojamos en una habitación con piscina compartida por seis habitaciones, que también era un remanso de paz y, como en la principal, muy bien surtida de hamacas. A primera hora, durante el día y al atardecer, empleados del hotel se encargan del mantenimiento y de que todo sea idóneo para tu descanso. Sexto: La buena ubicación para excursiones. Muy cerca del complejo hotelero encontraréis el municipio de Koroni (también Corone), muy tranquilo y con un agradable paseo en frente del mar con numerosas opciones para comer o cenar a buen precio. A apenas media hora, merece la pena visitar Methoni, con su magnífico castillo, donde aseguran que estuvo preso Miguel de Cervantes, y también está relativamente cerca Pylos, con otro castillo imponente que domina unas aguas donde se libraron batallas históricas y decisivas para la Historia de la propia Grecia. Cerca de Pylos encontraréis algunas de las mejores playas de todo Grecia. También a una distancia razonable (apenas media hora) merece la pena visitar Polimnio Waterfalls y, a una hora del hotel, la ciudad histórica de Messini. No regreséis a Atenas sin visitar antes Mistras y Micenas, ambas Patrimonio de la Humanidad, y el teatro de Epidauro, del que aseguran, como comprobamos, que tiene la mejor acústica del mundo. La cuidada y bella ciudad de Nauplio, que fue incluso capital de Grecia, merece también mucho la pena. Séptimo: El gran personal del Hotel. Desde su gerente, atenta, profesional y educadísima en todo momento, hasta el bueno de Jerry (conductor que siempre te llevará a la playa con una sonrisa), Olga (camarera superlativa y siempre con una mirada amable), Haramias (al que cariñosamente llamábamos Jeremías) y que os atenderá magníficamente en la zona de las hamacas del hotel en la Playa… Un equipo magnífico que, sin sobreactuar, estarán en todo momento pendientes por vuestro descanso y bienestar. ¿Repetir? Una y mil veces. Camvillia es una experiencia inolvidable. Recomendable en todos los supuestos posibles: Viaje en pareja, preferentemente, pero también en familia o incluso en soledad si uno quiere reencontrarse con la esencia vida. Un hotel que llevamos en el corazón y cuyo recuerdo y personal nos acompañará para siempre. Gracias por vuestra amabilidad y por haber hecho de Camvillia una experiencia irrepetible en el Peloponeso.

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